jueves, 1 de octubre de 2009

Celebración De la Fantasía

Ayer y hoy, Mara Cárdenas.





Fue a la entrada del pueblo de Ollaytantambo , cerca de Cuzco. Yo me había despedido de un grupo de turistas, y estaba solo, mirando de lejos las ruinas de piedra, cuando un niño del lugar, enclenque, haraposo, se acercó a pedirme que le regalara una lapicera. No podía darle la lapicera que tenía, por que la estaba usando en no sé que aburridas anotaciones, pero le ofrecí dibujarle un cerdito en la mano.


Súbitamente, se corrió la voz. De buenas a primeras me encontré rodeado de un enjambre de niños que exigían, a grito pelado, que yo les dibujara bichos en sus manitas cuarteadas de mugre y frío, pieles de cuero quemado: había quien quería un condor, y quien una serpiente, otros preferían loritos o lechuzas y no faltaba los que pedían un fantasma o un dragón.


Y entonces, en medio de aquel alboroto, un desamparadito que no alzaba más de un metro del suelo, me mostró un reloj dibujado con tinta negra en su muñeca:


_ Me lo mandó un tío mío, que vive en Lima, _dijo.

_ Y anda bien_ le pregunté_

_Atrasa un poco_reconoció.

"Celebración de la fantasía", Eduardo Galeano.

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