martes, 1 de marzo de 2011

...pequeñas partes.















Nota XII

A Manuel Scorza / Juan Gelman.


los sueños rotos por la realidad
los compañeros rotos por la realidad/
los sueños de los compañeros rotos
¿están verdaderamente rotos/perdidos/nada/

se pudren bajo tierra?/¿su rota luz
diseminada a pedacitos bajo tierra?/¿alguna vez
los pedacitos se van a juntar?
¿va a haber la fiesta de los pedacitos que se reúnen?

y los pedacitos de los compañeros/¿alguna vez se juntarán?
¿caminan bajo tierra para juntarse un día como dice
manuel?/¿se juntarán/un día?
de esos amados pedacitos está hecha nuestra concreta
soledad/
perdimos la suavidad de paco/la tristeza de haroldo/la
lucidez de rodolfo/el coraje de tantos

ahora son pedacitos desparramados bajo todo el país
hojitas caídas del fervor/la esperanza/la fe/
pedacitos que fueron alegría/combate/confianza
en sueños/sueños/sueños/sueños/

y los pedacitos rotos del sueño/¿se juntarán alguna vez?
¿se juntarán algún día/pedacitos?
¿están diciendo que los enganchemos al tejido del sueño
general?
¿están diciendo que soñemos mejor?



Soy el desterrado

Manuel Scorza.

América,
a mí también debes oírme.
Yo soy el estudiante
que tiene un solo traje y muchas penas.
Yo soy el desterrado
que no encuentra la puerta en las pensiones.
Te digo que en las calles
y en las azoteas y en las cocinas,
y al fin de cada día y en mi pecho,
algo está muriendo.

Escúchame:
Yo soy el desterrado,
yo vagué por las calles
hasta que los perros
lamieron mi amor desesperados.
¡Acuérdate de mí!
Hay días que no tengo ganas
de ponerme los ojos,
días en que hasta los pájaros
se pudren a la mitad del vuelo.

¡Amor, amor,
tú no has dormido
en cuartos inmundos;
tú no sabes lo que es vivir
con una mujer que zurce su ropa llorando!

Ay, durante siglos los poetas callaron
y en el silencio sólo se escuchaba
un susurro de abejas que sonaba,
hasta que ya no pudimos más,
y el dolor empezó a mancharlo todo:
la mañana,
el amor,
el papel donde cantábamos.
Un día el dolor
empezó a gotear desde abajo,
daban los muros gritos desgarradores,
una mano amarguísima volcó mi pecho.
Ahora vengo a ti gimiendo,
aquí está mi voz encarcelada debajo de esta frente, derrumbado.

De "Las imprecaciones" 1955

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