viernes, 28 de enero de 2011

Imaginarios sobre el Amor. VI














Federico García Lorca (1898 - 1936)

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ODA A WALT WHITMAN

Por el East River y el Bronx
los muchachos cantaban enseñando sus cinturas,
con la rueda, el aceite, el cuero y el martillo.
Noventa mil mineros sacaban la plata de las rocas
y los niños dibujaban escaleras y perspectivas.

Pero ninguno se dormía,
ninguno quería ser el río,
ninguno amaba las hojas grandes,
ninguno la lengua azul de la playa.

Por el East River y el Queensborough
los muchachos luchaban con la industria,
y los judíos vendían al fauno del río
la rosa de la circuncisión
y el cielo desembocaba por los puentes y los tejados
manadas de bisontes empujadas por el viento.

Pero ninguno se detenía,
ninguno quería ser nube,
ninguno buscaba los helechos
ni la rueda amarilla del tamboril.

Cuando la luna salga
las poleas rodarán para tumbar el cielo;
un límite de agujas cercará la memoria
y los ataúdes se llevarán a los que no trabajan.

Nueva York de cieno,
Nueva York de alambres y de muerte.
¿Qué ángel llevas oculto en la mejilla?
¿Qué voz perfecta dirá las verdades del trigo?
¿Quién el sueño terrible de sus anémonas manchadas?

Ni un solo momento, viejo hermoso Walt Whitman,
he dejado de ver tu barba llena de mariposas,
ni tus hombros de pana gastados por la luna,
ni tus muslos de Apolo virginal,
ni tu voz como una columna de ceniza;
anciano hermoso como la niebla
que gemías igual que un pájaro
con el sexo atravesado por una aguja,
enemigo del sátiro,
enemigo de la vid
y amante de los cuerpos bajo la burda tela.
Ni un solo momento, hermosura viril
que en montes de carbón, anuncios y ferrocarriles,
soñabas ser un río y dormir como un río
con aquel camarada que pondría en tu pecho
un pequeño dolor de ignorante leopardo.

Ni un sólo momento, Adán de sangre, macho,
hombre solo en el mar, viejo hermoso Walt Whitman,
porque por las azoteas,
agrupados en los bares,
saliendo en racimos de las alcantarillas,
temblando entre las piernas de los chauffeurs
o girando en las plataformas del ajenjo,
los maricas, Walt Whitman, te soñaban.

¡También ese! ¡También! Y se despeñan
sobre tu barba luminosa y casta,
rubios del norte, negros de la arena,
muchedumbres de gritos y ademanes,
como gatos y como las serpientes,
los maricas, Walt Whitman, los maricas
turbios de lágrimas, carne para fusta,
bota o mordisco de los domadores.

¡También ése! ¡También! Dedos teñidos
apuntan a la orilla de tu sueño
cuando el amigo come tu manzana
con un leve sabor de gasolina
y el sol canta por los ombligos
de los muchachos que juegan bajo los puentes.

Pero tú no buscabas los ojos arañados,
ni el pantano oscurísimo donde sumergen a los niños,
ni la saliva helada,
ni las curvas heridas como panza de sapo
que llevan los maricas en coches y terrazas
mientras la luna los azota por las esquinas del terror.

Tú buscabas un desnudo que fuera como un río,
toro y sueño que junte la rueda con el alga,
padre de tu agonía, camelia de tu muerte,
y gimiera en las llamas de tu ecuador oculto.

Porque es justo que el hombre no busque su deleite
en la selva de sangre de la mañana próxima.
El cielo tiene playas donde evitar la vida
y hay cuerpos que no deben repetirse en la aurora.

Agonía, agonía, sueño, fermento y sueño.
Éste es el mundo, amigo, agonía, agonía.
Los muertos se descomponen bajo el reloj de las ciudades,
la guerra pasa llorando con un millón de ratas grises,
los ricos dan a sus queridas
pequeños moribundos iluminados,
y la vida no es noble, ni buena, ni sagrada.

Puede el hombre, si quiere, conducir su deseo
por vena de coral o celeste desnudo.
Mañana los amores serán rocas y el Tiempo
una brisa que viene dormida por las ramas.

Por eso no levanto mi voz, viejo Walt Whítman,
contra el niño que escribe
nombre de niña en su almohada,
ni contra el muchacho que se viste de novia
en la oscuridad del ropero,
ni contra los solitarios de los casinos
que beben con asco el agua de la prostitución,
ni contra los hombres de mirada verde
que aman al hombre y queman sus labios en silencio.
Pero sí contra vosotros, maricas de las ciudades,
de carne tumefacta y pensamiento inmundo,
madres de lodo, arpías, enemigos sin sueño
del Amor que reparte coronas de alegría.

Contra vosotros siempre, que dais a los muchachos
gotas de sucia muerte con amargo veneno.
Contra vosotros siempre,
Faeries de Norteamérica,
Pájaros de la Habana,
Jotos de Méjico,
Sarasas de Cádiz,
Ápios de Sevilla,
Cancos de Madrid,
Floras de Alicante,
Adelaidas de Portugal.

¡Maricas de todo el mundo, asesinos de palomas!
Esclavos de la mujer, perras de sus tocadores,
abiertos en las plazas con fiebre de abanico
o emboscadas en yertos paisajes de cicuta.

¡No haya cuartel! La muerte
mana de vuestros ojos
y agrupa flores grises en la orilla del cieno.
¡No haya cuartel! ¡Alerta!
Que los confundidos, los puros,
los clásicos, los señalados, los suplicantes
os cierren las puertas de la bacanal.

Y tú, bello Walt Whitman, duerme a orillas del Hudson
con la barba hacia el polo y las manos abiertas.
Arcilla blanda o nieve, tu lengua está llamando
camaradas que velen tu gacela sin cuerpo.
Duerme, no queda nada.
Una danza de muros agita las praderas
y América se anega de máquinas y llanto.
Quiero que el aire fuerte de la noche más honda
quite flores y letras del arco donde duermes
y un niño negro anuncie a los blancos del oro
la llegada del reino de la espiga.

lunes, 24 de enero de 2011

Noam Chomsky. Diez estrategias de manipulación mediática.















1. La estrategia de la distracción

El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las elites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes.

La estrategia de la distracciónes igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética. “Mantener la Atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a granja como los otros animales (cita del texto ‘ Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.


2. Crear problemas y después ofrecer soluciones

Este método también es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. O también: crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos.


3. La estrategia de la gradualidad

Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos. Es de esa manera que condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (neoliberalismo) fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990: Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez.


4. La estrategia de diferir

Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato.

Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego, porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que “todo irá mejorar mañana” y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación cuando llegue el momento.

5. Dirigirse al público como criaturas de poca edad

La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discurso, argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizante. Por qué? “Si uno se dirige a una persona como si ella tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico como la de una persona de 12 años o menos de edad (ver “Armas silenciosas para guerras tranquilas”)”.

6. Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión

Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional, y finalmente al sentido critico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos…

7. Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad

Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. “La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposibles de alcanzar para las clases inferiores (ver ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.

8. Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad

Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto…

9. Reforzar la autoculpabilidad

Hacer creer al individuo que es solamente él el culpable por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se autodesvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. Y, sin acción, no hay revolución!

10. Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen

En el transcurso de los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente brecha entre los conocimientos del público y aquellos poseídas y utilizados por las elites dominantes. Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el “sistema” ha disfrutado de un conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física como psicológicamente. El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el de los individuos sobre sí mismos.



...Alicia en el País V







Tiempos Hipermodernos






Cuando Lyotard acuña el concepto de “postmodernidad” a finales de los años setenta y escribe que ya “se han acabado los grandes relatos”, se palpa en las sociedades desarrolladas de todo el mundo una potente sensación de liberación.

El “narciso” cool, individualista y consumista que tan bien retrata Lipovetsky en La era del vacío y El imperio de lo efímero es un ser optimista en su gozo, un individuo que vive el presente, olvidado del pasado y sin preocupación por el futuro.

Veinte años después, esa euforia de los años postmodernos ya no es la misma. En Los tiempos hipermodernos, Lipovetsky advierte al lector del fin de la euforia.

El hedonismo del presente que caracterizó los años ochenta -la movida madrileña constituye una magnífica ilustración- ya no existe. En la hipermodernidad, el desempleo, la preocupación por la salud, las crisis económicas y un largo sinfín de virus que provocan ansiedad individual y colectiva se han introducido en el cuerpo social.


Para Lipovetsky el desarrollo de la globalización y de la sociedad de mercado ha producido en estos años nuevas formas de pobreza, marginación, precariedad del trabajo y un considerable aumento de temores e inquietudes de todo tipo. Sin embargo, la sociedad hipermoderna no ha supuesto la aniquilación de los valores. Al contrario, el hedonismo ya no estimula tanto


En la sociedad hipermoderna el peligro no viene por algo que precisamente la caracteriza, lo que Lipovetsky denomina hiperconsumo.

“Cuanto más se impone la comercialización de la vida, más celebramos los derechos humanos. Al mismo tiempo, el voluntariado, el amor y la amistad son valores que se perpetúan e incluso se fortalecen”. El peligro viene para Lipovetsky de otra parte. Procede de lo que él denomina una inquietante fragilización y desestabilización emocional de los individuos.

La debilidad de cada uno tendría su origen en el hecho de que cada vez estamos menos pertrechados para soportar las desgracias de la existencia, y ello no porque el culto al éxito o al consumo provoque esa fragilidad, sino porque las grandes instituciones sociales han dejado de proporcionar la sólida armazón estructuradora de antaño.

De ahí vendría la ola de trastornos psicosomáticos, depresiones y demás angustias con las que las distintas industrias que producen psicofármacos se enriquecen...



El eje central de la obra de Gilles Lipovetsky (1944) es el análisis del paso de la modernidad a la hipermodernidad en las sociedades desarrolladas. Francés de origen polaco, es profesor agregado de filosofía en la Universidad de Grenoble. En 1983 publicó La era del vacío, un texto en el que ya están puestos los cimientos de su visión de la sociedad actual. En él articula los grandes conceptos que le han proporcionado una reputación intelectual bien ganada: proceso de personalización, destrucción de las estructuras colectivas de sentido, hedonismo, consumismo, tensiones paradójicas en los individuos y en la sociedad civil, la seducción como forma de regulación social, rechazo de la violencia política y aumento de la consideración ciudadana de los valores de la democracia. La aparición en 1987 de El imperio de lo efímero convirtió a Lipovetsky en un intelectual globalizado con una inmensa capacidad de convocatoria.



miércoles, 19 de enero de 2011

Cada ciudad es...















http://www.youtube.com/watch?v=9VtZXQq_vtA La Catalina!


UN NACE DONDE LE TOCA...

Uno nace donde le toca.
Nace, crece y se muere, muchas veces donde le toca.
Atado a un pedazo de mapa al azar,
entre tal calle y tal otra.
En una esquirla de la civilización.
En unos pocos metros en el mundo.
Pero aunque uno pase toda su vida intentando escapar,
yéndose o siendo de todos los lugares,
Aunque uno se arranque la piel y la intente olvidar,
uno siempre va a saber que en algún lugar en el mundo,
en un domingo frío como todos los inviernos
o la noche mas larga de todos los veranos,
va estar la ciudad, su ciudad, esperando por uno…

Cada ciudad,
es un montón de piedras y de sueños.
Cada ciudad,
Es una tribu en cajas de hormigón.
Cada ciudad,
Es un infierno en los suburbios
más lejanos de este cielo.
Cada ciudad,
Son 4 lucecitas de neón.

Todas las calles de toda ciudad llevan a un mismo lugar.
La inmensidad de un panal de cemento desbocado, por atacar.

Cada espejismo de cada ciudad,
fotos del mismo lugar.
Bloques al sol,
colección de hormigueros colapsados de humanidad.

Donde vibra el pan.
Donde hierven piel.
Donde todo es reloj.
Donde el sueño se suicida frente al televisor.

La marea gris.
La garganta gris,
armara su legión
con los hijos del insomnio en peceras de alcohol.

Un patrullero cruza la noche,
huyen las flores del boulevard

Cierran sus ojos las marquesinas,
se abren las puertas del hospital.

Mundo dentro del mundo,
en cada cuadra

Solos que viven juntos buscándose

Un ángel agoniza en la cantina.
Alguien pasa su vida perdiendo el tren.

Hay un río de zapatos y corbatas.
Un enjambre de automóviles huyendo.
Hay caníbales rompiendo la piñata.
Hija de un motor,
madre del malon.
Tumba de los perros de la calle que salieron a matar
por la ciudad


Hay un niño asesino perdido en la puerta de un subte.
Yace un tigre maldito escapado del circo de un juez.
Se ha dormido una noche de fiebre de abril o de octubre,
en la línea fantasma que une Moscú con Belén.
Una niña… le reza a ala virgen de nadie.


El poeta olvido para siempre cual es su ciudad.
Y en la esquina que venden al kilo la merca y la carne,
pegaran el afiche que libra del juicio final.


Y todas las ciudades son la Roma de Nerón
y siempre esta Berlín partida al medio.
Y las revoluciones rompen en el malecón,
y todos los quijotes se cayeron.
Y todas las murallas se construyen otra vez.
Y todas las muchachas son Julieta.
Y en todo el paraíso no hay lugar donde vivir.
Y siempre esta girando la ruleta


Hoy desperté en una ciudad, desconocida, furiosa y triste.
Queda de paso hacia un lugar…
Que ya no existe.

Con todo lo que tengo,
me aferro a lo que sea.
Al ruido de una feria.
La ropa en la azotea.
La puerta de la iglesia.
La esquina presida.
La luz de las estrellas,
distantes y distintas

Buscando el lado amable
Del mapa mas ajeno
La plaza impronunciable.
El árbol extranjero.
Me trepo hasta su copa,
de nombre en otro idioma
Creyendo en tus jardines
Y tu jardín asoma.

Siempre que escapo mi ciudad,
me esta esperando
Solo me pide que al volver,
vuelva cantando.

Si mi destino fue nacer en tus esquinas.
A cada esquina a de volver.
Cantando a de volver.
La Catalina.

Para volver
Hasta la cuadra de mi barrio y a tu puerta
Para volver a tu rincón y mi rincón en el planeta
Porque me diste la vida.
Soy de tu vida un retazo.
Tierra de todos mis dias.
Quiero morir en tus brazos
Mi ciudad

...Palabras de E. Galeano.










La Pequeña muerte



No nos da risa el amor cuando llega a lo más hondo de su
viaje,
a lo más alto de su vuelo: en lo más hondo, en lo más alto,
nos
arranca gemidos y quejidos, voces de dolor, aunque sea
jubiloso
dolor, lo que pensándolo bien nada tiene de raro, porque
nacer
es una alegría que duele. Pequeña muerte, llaman en
Francia a la
culminación del abrazo, que rompiéndonos nos junta y
perdiéndonos
nos encuentra y acabándonos nos empieza. Pequeña
muerte, la llaman;
pero grande , muy grande ha de ser, si matándonos nos
nace.

domingo, 2 de enero de 2011

Instrucciones para Cantar." J. Cortázar.

















Instrucciones para cantar, de Historias de cronopios y de famas

" Empiece por romper los espejos de su casa, deje caer los brazos, mire vagamente la pared,

olvídese. Cante una sola nota, escuche por dentro. Si oye (pero esto ocurrirá mucho después)

algo como un paisaje sumido en el miedo con hogueras entre las piedras, con siluetas

semidesnudas en cuclillas, creo que estará bien encaminado, y lo mismo si oye un río por donde

bajan barcas pintadas de amarillo y negro, si oye un sabor de pan, un tacto de dedos, una

sombra

de caballo. Después compre solfeos y un frac, y por favor no cante por la nariz y deje en paz a

Schumann. "